ARTELa escultura que inspiró a Picasso: lo que A’a de Oceanía revela sobre el poder ancestral del arte
La escultura que inspiró a Picasso: lo que A’a de Oceanía revela sobre el poder ancestral del arte
¿Puede una escultura tallada hace más de 400 años en una isla remota del Pacífico influir en los grandes maestros del arte moderno? Sí. Y lo hizo.
La pieza se llama A’a, viene de la isla de Rurutu, en Oceanía, y su presencia no solo sacudió los cimientos del arte tribal polinesio, sino que capturó la atención —y el corazón— de artistas como Pablo Picasso, Henry Moore y Roland Penrose. A’a es mucho más que una obra tallada en madera: es un símbolo vivo de fertilidad, espiritualidad, creación y continuidad.
Una obra ancestral que sigue creando
A’a fue esculpida entre los siglos XVI y XVII. Su cuerpo hueco albergaba reliquias ceremoniales —huesos, cabello, plumas rojas— utilizadas en rituales sagrados. Cubierta por 30 pequeñas figuras que emergen de su superficie, esta escultura representa el cuerpo de un dios que engendra a otros dioses. Es maternidad cósmica, alquimia espiritual y forma sagrada. Y a la vez, es belleza plástica, proporción armónica, textura conmovedora.
Cuando llegó a Europa en el siglo XIX como parte de una colección misionera, se convirtió en una de las piezas más admiradas del British Museum. Pero lo que muchos no saben es que esta escultura polinesia transformó la mirada de los grandes artistas del siglo XX.
¿Por qué Picasso y Moore se enamoraron de A’a?
Picasso mandó hacer un molde de la escultura para tenerla en su estudio. ¿Qué lo fascinó? Su capacidad de unir lo primitivo y lo sofisticado, lo sagrado y lo sensual. Henry Moore, por su parte, la describió como una “obra técnicamente prodigiosa”, y reconocía en ella un eco de lo que él mismo buscaba: formas maternales, totémicas, cargadas de sentido.
“A’a me recuerda por qué tallamos, por qué tocamos la materia para expresar lo intangible.” —parafraseando a Moore.
Una lección para los artistas de hoy
Quienes vivimos del arte, la cultura y la creación sabemos que no hay nada más contemporáneo que mirar atrás. Las piezas como A’a nos recuerdan que el arte nace del rito, del símbolo, del cuerpo y del alma.
•¿Qué materiales tienes a tu alcance?
•¿Qué historia de tu linaje estás esculpiendo sin saberlo?
•¿Cómo puedes, como A’a, contener en tu obra algo divino y cotidiano al mismo tiempo?
✨ Ecosistemas Creativos: cruzar tiempo, culturas y símbolos
En Ecosistemas Creativos, creemos profundamente que el arte no tiene tiempo ni frontera.
Rescatamos estas piezas no para repetirlas, sino para dejar que nos inspiren, que nos enseñen a mirar con otros ojos y a crear desde lugares más profundos, más conectados.
A’a no es una reliquia. Es una guía.
Es el tipo de objeto que nos recuerda por qué hacemos arte, para quién y desde dónde.
¿Y tú, qué historia ancestral habita tu obra?
📌 Comparte este artículo con artistas, gestores culturales y creativos que buscan inspiración en lo profundo.
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La escultura que inspiró a Picasso: lo que A’a de Oceanía revela sobre el poder ancestral del arte
¿Puede una escultura tallada hace más de 400 años en una isla remota del Pacífico influir en los grandes maestros del arte moderno?
Sí. Y lo hizo.
La pieza se llama A’a, viene de la isla de Rurutu, en Oceanía, y su presencia no solo sacudió los cimientos del arte tribal polinesio, sino que capturó la atención —y el corazón— de artistas como Pablo Picasso, Henry Moore y Roland Penrose.
A’a es mucho más que una obra tallada en madera: es un símbolo vivo de fertilidad, espiritualidad, creación y continuidad.
Una obra ancestral que sigue creando
A’a fue esculpida entre los siglos XVI y XVII. Su cuerpo hueco albergaba reliquias ceremoniales —huesos, cabello, plumas rojas— utilizadas en rituales sagrados. Cubierta por 30 pequeñas figuras que emergen de su superficie, esta escultura representa el cuerpo de un dios que engendra a otros dioses. Es maternidad cósmica, alquimia espiritual y forma sagrada.
Y a la vez, es belleza plástica, proporción armónica, textura conmovedora.
Cuando llegó a Europa en el siglo XIX como parte de una colección misionera, se convirtió en una de las piezas más admiradas del British Museum. Pero lo que muchos no saben es que esta escultura polinesia transformó la mirada de los grandes artistas del siglo XX.
¿Por qué Picasso y Moore se enamoraron de A’a?
Picasso mandó hacer un molde de la escultura para tenerla en su estudio. ¿Qué lo fascinó? Su capacidad de unir lo primitivo y lo sofisticado, lo sagrado y lo sensual.
Henry Moore, por su parte, la describió como una “obra técnicamente prodigiosa”, y reconocía en ella un eco de lo que él mismo buscaba: formas maternales, totémicas, cargadas de sentido.
“A’a me recuerda por qué tallamos, por qué tocamos la materia para expresar lo intangible.” —parafraseando a Moore.
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